La sinopsis del logotipo del Día Mundial del Niño

Las huellas de las manos se encontraron en las primeras cuevas de la humanidad. La historia del arte y de la civilización en su conjunto comienza con este gesto inmediato y primordial.

En la infancia de la humanidad, nuestros antepasados quisieron dejar una huella que transmitir a las generaciones futuras. Así, aquellos hombres comenzaron a escribir su historia y la nuestra.

A su vez, los niños reviven ese gesto cuando empiezan a dibujar. Es su entrada en la comunidad, cada vez única: uno de los primeros signos de conciencia y una oportunidad para dejar huella. Así, en cada niño reviven la historia de toda la especie y la posibilidad de un nuevo comienzo: "Yo hago nuevas todas las cosas" -este luminoso pasaje de la Biblia- será el tema principal de la primera edición del Día Mundial de la Infancia.

Las huellas de este logotipo recuerdan esos mismos gestos característicos de la infancia de la humanidad. Los distintos colores representan la multiplicidad de culturas que confluyen en una unidad que acoge y valora las diferencias. Ex pluribus unum.

La Iglesia es la guardiana de la esperanza y el futuro de las nuevas generaciones. El Papa quiso que el templo cristiano más antiguo fuera la sede permanente del GMB. En el logotipo, por tanto, no podía faltar una referencia identitaria: una línea gráfica minimalista representa el perfil estilizado de la cúpula de San Pedro, con su cruz y su linterna. La cúpula que abraza, acoge y protege a los más pequeños. La linterna, metáfora de los cristianos portadores de luz".

El logotipo fue diseñado y creado en enero de 2024 por Marco Capasso + Studio Creativo.

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